Ciudad de México.- Con una contribución del 14.3% al PIB nacional y un valor estimado de 5.56 billones de pesos, el sector agroalimentario mexicano enfrenta una amenaza latente: la posible imposición de aranceles selectivos por parte de Estados Unidos, que podrían afectar a productos clave como berries, tequila y ganado en pie, advirtió César Rafael Ocaña Romo, director de NexusAgronegocios.
Datos que preocupan
En 2024, las exportaciones agroalimentarias sumaron $53,949 millones de dólares, con 80% destinado a EU.
Michoacán, Jalisco y Guanajuato son entidades altamente expuestas: sus economías dependen de cultivos como aguacate, berries y ganado.
La prórroga arancelaria de Donald Trump vence pronto, y aunque un gravamen generalizado es improbable, podrían aplicarse restricciones “quirúrgicas” a productos no esenciales para EU pero vitales para México.
Falta de blindaje estratégico
Ocaña Romo subrayó que, pese a su peso económico, el sector carece de un plan integral para mitigar riesgos geopolíticos:
No hay diversificación de mercados: La dependencia de EU limita la capacidad de negociación.
Fragilidad ante bloqueos sanitarios o políticos: Ejemplo: la crisis del aguacate en 2022.
“El agro mexicano es una red de empleos y valor agregado que no está protegida. No es solo ‘el campo’; es un activo estratégico desaprovechado”, afirmó.
Productos en la mira
Berries (Michoacán, Jalisco): Representan el 70% de las exportaciones agrícolas a EU.
Tequila y cerveza: Industrias con alto valor agregado y empleo masivo.
Ganado en pie: Sonora y Chihuahua exportan 1.5 millones de cabezas anuales.
Consecuencias sociales y económicas
Un arancel del 15% a estos productos podría:
Reducir ingresos rurales en $1,200 millones de dólares anuales.
Provocar desempleo en regiones con alta migración, como el Bajío.
Afectar la balanza comercial, que en 2024 tuvo un superávit agroalimentario de $7,500 millones de dólares.
Expertos exigen
Política de diversificación comercial hacia Asia y Europa.
Fondos de contingencia para productores afectados por medidas externas.
Diplomacia agroalimentaria activa para evitar uso político de las cadenas de suministro.
México debe dejar de ver al agro como un sector pasivo y convertirlo en eje de su estrategia económica global. La ventana para actuar se reduce.